Representantes populares o representantes de partido

Si bien es cierto que son los partidos políticos los que proponen e impulsan a sus mejores cuadros para que lleguen al poder Ejecutivo o a una representación popular,  ya en el cargo, éstos deben de atender a toda la población por igual, no solamente a los militantes y simpatizantes de sus respectivos institutos políticos.
En el caso de los representantes populares, como su nombre lo indica, representan a toda la población no solo a quienes votaron por ellos puesto que el presupuesto del que provienen sus salarios, es dinero de todos los contribuyentes, llámese municipio, estado o país, según sean regidores, diputados locales, diputados federales o senadores, respectivamente.
Desafortunadamente pocos entienden, y menos actúan como verdaderos representantes populares, pues la mayoría privilegia los intereses de partido, grupo político o personal, olvidándose de velar por los derechos de la ciudadanía, la que queda en la orfandad en todos los sentidos, pues no se hace lo que se debe en su beneficio.
Para defender los intereses de sus respetivos partidos políticos (la mayoría de éstos con  fines oscuros  y mezquinos) es por lo que quienes debieran de representarnos a todos se conforman en las famosas  fracciones parlamentarias de diputados locales, diputados federales y/o senadores…situación que se reproduce con los regidores en los municipios, llegándose el caso de la ridiculez de que un senador, diputado o regidor, se declaren como “fracción parlamentaria”.
En este contexto, los representantes populares que no actúan como tales al conformar su fracción parlamentaria, cuando son del partido gobernante, se vuelven caja de resonancia de lo que dice el alcalde, gobernador o presidente de la república y defensores a ultranza de sus acciones aunque éstas sean en contra del pueblo, en lugar de analizar lo que le conviene a la mayoría para respaldar  rechazar lo que perjudique a la colectividad.
Por su parte, quienes son de los partidos de enfrente, en su bancada partidista en lugar de analizar las propuestas de gobierno para ver cuáles pueden ser de beneficio a la ciudadanía en su conjunto, se vuelven  opositores sistemáticos diciendo no a todo, incluso, poniéndoles zancadillas al gobernante para que falle y con ello llevar agua a su molino, olvidándose que con ello, el más perjudicado es el propio pueblo.

Sería positivo para el interés común, es decir, de la colectividad, que al asumir su respectiva curul, los legisladores entiendan que son representantes populares y por consiguiente su responsabilidad es con la sociedad en su conjunto, no con su partido, credo o ideología  política, porque reiteramos, sus salarios (malamente llamadas dietas) provienen del impuesto de la población en general no de un solo sector. Cuando esto sea así, habremos dado un paso más en nuestra incipiente democracia.
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